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Bang, o cómo volver a la cima tras odiar el League of Legends

Desde 1951 las gorras de caza rojas -viseras incluidas- tienen nombre y apellido: Holden Caulfield. Gracias al éxito de El guardián entre el centeno, J. D. Salinger trascendió al caracterizar tan bien a los jóvenes rebeldes y angustiados presentes en todo el mundo. Aunque actualmente muchos literatos no entienden el fenómeno de los deportes electrónicos, al final el sector no deja de ser como la vida misma, pues también cuenta con sus nihilistas particulares. Ese es el caso de Bae Jun-sik “Bang”, representante en su momento de la desidia por League of Legends en su máximo nivel.

El desamor de Bang con League of Legends

Bang es una persona que por su experiencia a nivel competitivo parece que cuenta a sus espaldas con más edad de la que realmente tiene, al más puro estilo Caulfield. Cuando consiguió su segunda Copa del Invocador en 2016 tan sólo tenía 20 años y ya contaba con cuatro años de experiencia tras debutar en septiembre de 2012 con NaJin Shield. En el por entonces SK Telecom T1 jugaba desde la cuarta temporada, una época en la que los equipos “hermanos” eran la orden del día en Corea del Sur. De hecho, aunque su mejor momento llegara de la mano de Lee Sang-hyeok “Faker” con los dos Worlds consecutivos, su SKT T1 S ganó más importancia que el SKT T1 K del Rey Demonio.

Sin embargo, como es palpable tras un primer vistazo, la negatividad de Bang no llegó por la falta de buenos resultados a nivel personal. Él no contaba con unos padres detrás que le recriminan como a Holden que no cumple las expectativas. El contexto del tirador era totalmente opuesto, pero no evitó que dejara de disfrutar del estilo de vida que implican los deportes electrónicos. A pesar de contar a sus espaldas los trofeos de todos los torneos que había competido, el exjugador de T1 dejó de disfrutar del League of Legends competitivo. Jugaba porque sabía que era bueno, pero a partir de su segundo título mundialista no encontró ninguna motivación para poder seguir al máximo nivel. Competía porque era su trabajo y su sustento económico, no porque fuera el combustible de su motor interno.

Los Ángeles, el lugar de reencuentro

En 2017 llegó la bofetada de realidad. T1 perdió por primera vez una final al mejor de cinco en los Campeonatos Mundiales y lo hizo en la gran final ante Samsung Galaxy, que pasó de ser vencido a ejercer de verdugo. Bang, que contaba con ese cinismo de Caulfield que le permitía detectar a rivales de nivel inferior, vio estallar la gota que colmó el vaso. A pesar quedarse en el club coreano en 2018, sabía que necesitaba marcharse como el guardián entre el centeno para reencontrarse a sí mismo y darle un nuevo sentido a su vida.

Mientras Holden optó por Nueva York, pues la ciudad estaba relativamente cerca de su internado, el tirador se decantó por Los Ángeles. Dos años fueron tiempo más que suficiente para tantos altibajos como los del personaje de Salinger. Sus anécdotas no estaban marcadas por prostíbulos o reencuentros con exparejas, pero sí sabían a sorpresa negativa, ya que Bang se veía reflejado en el “quién te ha visto y quién te ve” por su mal rendimiento. Tanto 100 Thieves como Evil Geniuses padecieron a un jugador que, inmerso en la negatividad de no disfrutar lo que hacía, se buscaba a sí mismo para volver a la cima.

De todas formas, Bang contó con la suerte de tener su tiovivo revelador particular. Allí el protagonismo no lo tenía una hermana pequeña, pero sí Soren Bjerg “Bjergsen”. A través de un capítulo sobre la figura del danés de la serie DRIVE el coreano encontró la motivación que necesitaba para intentar reactivar su carrera. Si bien Caulfield quería ejercer de guardián entre el centeno para proteger la inocencia infantil, el coreano quería ser recordado como un jugador longevo y perdurador como Faker, su querido excompañero.

En búsqueda del renovado ‘yo’

Desde que confesó en una entrevista a Ashley Kang su nuevo combustible para seguir en la primera línea del League of Legends competitivo, Bang ha tomado decisiones para volver a mejorar individualmente. El tirador apostó por volver a Corea del Sur de la mano de Afreeca Freecs y competir en la League of Legends Championship Korea (LCK) tres años después. Llegó a barajarse la posibilidad de cambiar de rol y jugar de apoyo, pero finalmente ese no fue el caso.

Con tres victorias y tres derrotas la nueva andadura en su país natal está a medio camino. Quizás eso que nos comentaba Holden de que “en el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo” es cierto. El tirador estuvo en boca de todos hace muchos años y en el fondo tanto él como nosotros ansiamos recuperar esos duelos tan disputados que tenía contra jugadores como Park Jae-hyuk “Ruler”.

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