UCAM y el amargo en un mal momento

El sabor que puede provocar una derrota puede nublar el mérito conseguido a base de sudor y lágrimas

Hace unas semanas debuté como columnista de pacotilla con una pieza llamada «La derrota nos pone a todos en nuestro sitio«. Un grito a la normalidad. Una muestra del derrotista que soy cuando se trata de hacer introspección. Una chapa sobre la basura que es que nos hayan vendido que ser habitualmente el vencedor en un planeta habitado por 6.000 millones de personas es lo más normal. Pero para nuestra suerte, en la mayoría de ocasiones un mismo hecho no cuenta una perspectiva única. Perder no iba a ser una excepción, obviamente. Partimos de la base de que normalmente implica a dos partes como mínimo. Estructuralmente es imposible. Una de las otras caras de la derrota es la que te nubla la cabeza de golpe y arrebata tu autoestima a través de un duro golpe. En definitiva, la que vivió ayer UCAM Esports Club en el European Masters (EU Masters).

Perder no mola nada. Lo sabe la gente que leyó la columna mencionada y cualquier persona con sentido común. De la derrota podemos extraer aprender. Darnos cuenta de que en muchos ámbitos los ganadores son más una anomalía que no un factor común. Sin embargo, a prácticamente nadie le gusta que le quiten la miel en los labios a cambio de un sabor amargo. Por muy cafeteros que seamos en ese momento el cuerpo no pide esa droga en forma de bebida marrón. No porque hayamos dejado de depender de la cafeína y no la necesitemos en nuestro cuerpo, si no porque estamos en un pequeño clímax. El dulce combina a la perfección con esa pegajosa textura que impregna nuestros labios. Es como si cortas un orgasmo de golpe. Peor que un gatillazo. Perder cuando las cosas van bien es replicar esta escena ahora representada por UCAM.

Una derrota dolorosa o en un momento poco adecuado impide todo tipo de visión con perspectiva. Como el amargo borra de una tirada todo el dulzor anterior es imposible poder valorar durante un tiempo la situación correctamente. Para algunos la niebla provocada por ese acontecimiento y su sabor dura horas, para otros pasa a ser cuestión de días o meses. Yo formo parte del segundo grupo, cómo no. Lo peor de todo es que durante ese lapso de temporal valorarte bien es un ejercicio prácticamente inalcanzable. Tras perder los «trust the process» o «dónde estábamos hace unos meses y míranos ahora» de turno no existen en la cabeza de los protagonistas. En ese momento están ganando la derrota en la arena que es el cerebro. Una digestión dura que te impide dormir y que cuenta con el «mea culpa» y el «y si» como banda sonora.

El factor positivo es que a medida que avanza el tiempo la niebla provocada por el amargor desaparece. Hay demasiadas cosas que afrontar, debemos seguir adelante porque no queda otra. Y eso mismo es lo que hará que tanto UCAM Esports Club como toda la afición en su totalidad (importante este detalle) se dé cuenta de sus logros. Sin entrar en el barro del cortoplacismo el club se ha plantado en las semifinales del EU Masters y ha jugado cara a cara contra el gran favorito del torneo. Los integrantes del equipo -que no el rectorado y la universidad como tal, ese es otro tema- merecen el máximo respeto posible. Quien no quiera verlo tiene un problema de perspectiva bastante serio.