La reivindicación de Movistar Riders dentro de la ‘nueva era’

Los jinetes han conseguido en Zaragoza la segunda Superliga de su historia para reafirmarse en una sección cambiante y poco agradecida

Los deportes electrónicos están en la misma situación que las personas que tienen entre 16 y 19 años: a medio camino entre la adolescencia y la vida adulta. Para señalar los motivos de una crisis económica son maduros. Se escudan las consecuencias de un conflicto bélico y desentrañan con bisturí el intestino de su naturaleza para concluir que todavía dependen demasiado de los patrocinios con otras marcas. En cambio, para la gestión del dinero miran al cielo, como si la edad fuera un argumento suficiente para excusarse de las malas acciones. Para medir el tiempo aun están en ese punto de son ‘alocados’. En el resto de deportes Movistar Riders, fundado en 2017, aún sería un actor ‘joven’. Pero dentro de los esports españoles, ya es un veterano con todas las letras dentro de otra época de cambio.

Zaragoza tenía claro que Los Heretics iban a ser los protagonistas de la tarde. O al menos sobre el papel. Técnicamente los herejes tienen un año más de edad que Movistar Riders, pero no estar presentes en la Superliga de League of Legends durante la mayoría de tiempo les otorgaba la sensación de frescura. Las miradas estaban puestas sobre Heretics por los méritos deportivos -sólo un equipo defiende el título de vigente campeón-; lo mediático -el contenido y sus creadores han sustentado el club hasta dónde se encuentra ahora; y los éxitos empresariales -pocas entidades pueden presumir de comprar una plaza en la League of Legends EMEA Championship (LEC) y entrar en el VALORANT Champions Tour (VCT)-. El último aspecto, hiriente. Sobre todo porque no entró a la LEC junto a North porque Riot Games optó en 2019 por Splyce -ahora MAD Lions- y Excel Esports.

A su lado estaba un Movistar Riders que contemplaba cómo le habían adelantado dentro de League of Legends. Cómo el éxito que había llegado en otros títulos como FIFA o Counter-Strike: Global Offensive (CS:GO) se había quedado a medio camino dentro del MOBA de Riot Games. Una Superliga en seis años de existencia. Consiguieron el único título en 2020, sin poder disfrutar del placer de celebrar el éxito junto a la afición presencialmente. Junto a Giants, el único club ‘clásico’ dentro de un ecosistema cada vez más codiciado y salvaje. Incluso viendo la caída de MAD Lions desde el otro lado del muro con el deseo de evitar que su camino no fuera paralelo. Como si la supervivencia fuera el único premio al que la organización podía optar. Con la muerte en los talones, que diría Alfred Hitchcok.

La liga española entró en una nueva era en 2022 y desde entonces está a la espera de ver cómo se configura. Sin embargo, la victoria de Movistar Riders es una reivindicación dentro de este contexto

De la actual Superliga, siete de los 10 participantes han llegado a la competición en los últimos dos años. Algunos con el peso de la fama en Internet, otros con la localización como seña de identidad, pero todos con la maleta cargada de sueños. La liga española entró en una nueva era en 2022 y desde entonces está a la espera de ver cómo se configura. Sin embargo, la victoria de Movistar Riders es una reivindicación dentro de este contexto. Un homenaje a la idiosincrasia del vino. Muchas de las bases de las que los recién llegados a la competición se benefician fueron impuestas por los jinetes como parte de esos ‘clásicos’. Tanto a partir de sus fallos como de sus errores. Como le pasó a Riders cuando nació con más ambición que resultados en 2017.

Mientras algunos clubes hacen el camino más llevadero a través del contenido o la comunicación, Movistar Riders lo ha hecho en el deportivo. No todas las organizaciones apuestan por un centro de alto rendimiento que, llegada la hora de la verdad, es el deseo del resto de clubes. Véase en las visitas de otras entidades de League of Legends o CS:GO. Tampoco todas se han arriesgado a montar un proyecto alrededor de una plantilla de 10 jugadores, topándose de golpe contra la realidad: los esports no siempre son como el deporte tradicional. Ni siquiera el uso de las academias -desde su propósito principal, formar jugadores para vender o que puedan ser útiles para el primer equipo- está a la orden del día. Luego llegan jugadores como Javier Prades «Elyoya» o Pedro Serrano «Marky» y todo son sorpresas.

Todo reconstruido desde una décima posición, con una táctica clásica pero infalible: saber fichar. Concretamente a través de G2 Arctic y Guasones, sin golpes de talonario. Desde el Spring Split de 2017 no había ganado ningún equipo con más de dos jugadores españoles. La victoria de Movistar Riders en Zaragoza es una reivindicación dentro de la ‘nueva era’ de la Superliga. Los jinetes daban la sensación de tener la ‘vitrina’ vacía en relación a sus aportaciones al League of Legends español. Ahora, como ‘clásico’, Riders debe decidir en qué sentido apostar por La dolce vita si mantiene a los jugadores. Apuntar a Europa con el EMEA Masters -quién sabe si a más en el futuro-, o hacer de la obtención de títulos una rutina para seguir como uno de los clubes ‘multisección’ más importantes.

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