«Um, dois, três»: cuando Lisboa rugió

Hace cuatro años BLAST llevó sus competiciones a la capital de Portugal y el público aprovechó la ocasión para sorprender al planeta

El Altice Arena, también conocido como Pavilhão Atlântico, fue construido de cara a la Exposición Mundial de 1998. Con una capacidad de 20.000 espectadores es el pabellón más grande de toda Portugal, por lo que es lógico que muchos de los grandes eventos que acoge el país pasan por allí. Se construyó en el Parque de las Naciones de Lisboa, más alejado de lo que a priori parece de los lugares mágicos de la ciudad. El icónico aspecto arcaico del centro de la capital contrasta con la modernidad que destila el pabellón. Lo mismo sucede con las personas, que una vez entran allí -o en cualquier recinto deportivo- se transforman.

Lisboa es un lugar completamente cosmopolita, pero eso no quita que se deshaga del carácter portugués. Quizás es una de las capitales que genera menor sensación de dicho estatus no porque hayan precisamente pocos habitantes, si no por el ritmo. Es mucho menor o menos estresante en comparación a otras capitales europeas. Sus habitantes cargan con sus preocupaciones, como bien lo hacemos todos, pero una parte del aura de Portugal consiste en la calma. O al menos aparentarla. Es una situación que a priori parece superficial pero muy compleja una vez se vive en primera persona. Sin embargo, con el deporte todo eso queda atrás.

Pisar el Estádio Da Luz, el José Alvalade o el Estádio do Restelo una vez es suficiente para denotar ese contraste. La policía nunca trabaja tanto como los días en los que el SL Benfica y el Sporting CP se enfrentan. Allí los portugueses y portuguesas dejan atrás el carácter que creemos que tienen y se ponen manos a la obra. En los momentos importantes animan con una pasión que contagia. Da igual cuál sea el número de personas que lo haga, siempre consiguen ser una sola voz. Tampoco importa si se trata de Lisboa, Porto o Braga. Se dejan la piel de inicio a fin, reconocen cuando alguien ha luchado en todo momento y castigan cuando la actuación ha sido una vergüenza.

Portugal, normalmente menospreciada por el resto de Europa, aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento. Que su país también es importante por mucho que desde el norte del continente la ignoren o desde el sur la puedan llegar a mirar por encima del hombro

Los pasillos del Altice Arena cuentan con fotografías firmadas de aquellas estrellas musicales que han estado allí. Los tres primeros cuadros son de John Legend, Lady Gaga y Michael Bublé, por lo que es fácil intuir -y comprobar- la cantidad de figuras que han pasado. Jugadores de deportes electrónicos no hay y no deja de ser lógico. Ellos pasaron por el Pavilhão Altético cuatro años atrás de la mano de la BLAST Pro Series de 2018, pero lo más importante no fueron ellos. Ni Astralis ni Natus Vincere fueron los motivos que pusieron a Lisboa en el punto de mira, si no que fue su público. Portugal, normalmente menospreciada por el resto de Europa, aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento. Que su país también es importante por mucho que desde el norte del continente la ignoren o desde el sur la puedan llegar a mirar por encima del hombro.

Porque el público portugués se emocionó con todos los partidos. Consiguió que cada uno de ellos fuera mínimamente emocionante. Astralis, Cloud9, FaZe Clan, MIBR, Natus Vincere y Ninjas in Pyjamas estuvieron rodeados por una voz realmente fuerte. Ante el silencio qué mejor que cantar el himno de Portugal al unísono. Más allá de la espontaneidad, la afición de Lisboa contaba en la figura del comentarista Alexandre Maia «Archarom», que repetirá aparición en la Spring Final, con un gran agitador de la fiesta. El narrador portugués no tuvo ningún problema en alentar al público a hacer del Altice Arena una arena espartana: «um, dois, três: au». Un mecanismo tan sencillo como efectivo para dejar al planeta entero con la piel de gallina.

Cuatro años es un periodo de tiempo muy grande, especialmente en los deportes electrónicos, donde parece que todo está más acelerado. El Astralis que pisó Lisboa en su momento no se parecía ni por asomo al actual, FaZe Clan estaba en un contexto completamente diferente y Natus Vincere todavía estaba comandado por Danylo Teslenko «Zeus«. Con los resultados de los cuartos de final de la Spring Final, Peter Rasmussen «dupreeh«, Emil Reif «Magisk«, Oleksandr Kostyliev «s1mple«, Denis Sharipov «electroNic» y Nikola Kovac «NiKo» serán los jugadores que repitan su aparición ante el público del Altice Arena.

Dupreeh y Magisk saben lo que es ganar en Lisboa, pues Astralis se impuso por 2-1 ante Natus Vincere en la gran final tras un 5-0 en la fase de grupos. Sin embargo, ahora llegan con Team Vitality y, por mucho que el conjunto francés realizara la sorpresa ante ENCE, no están posicionados como los grandes favoritos. NiKo tiene en su mano mejorar los resultados que obtuvo en FaZe Clan. En cambio, s1mple y electroNic cuentan con la posibilidad de alzar un trofeo delante de una afición que claramente iba con NAVI en 2019. Lisboa quiere volver a rugir como lo hizo en la BLAST Pro Series de 2018 y ahora cuenta con la oportunidad para ello.