Arde Troya y un meme no apaga las llamas

La gestión comunicativa del cambio de Mixwell ha destapado más ampollas que no el propio acontecimiento deportivo

El pasado 14 de enero ardió Troya. El anuncio de la sustitución de Óscar Cañellas «Mixwell» por Wassim Cista «keloqz« en el quinteto titular del equipo de VALORANT de G2 Esports hizo estallar las redes sociales. Un mechero usado en medio de un bosque que acaba provocando un incendio que todo el mundo tiene en boca. Para intentar aliviar las llamas el club europeo tiró de un recurso comunicativo habitual en él: un meme. Sin embargo, fue precisamente este juego con la fina línea de lo que consideramos o no gracioso lo que descontroló definitivamente toda la situación.

Del aspecto deportivo poco se puede reprochar en comparación al comunicativo. Si bien es cierto que no es coherente enviar al banquillo a alguien si la intención es trabajar a medio-largo plazo, tampoco lo es pensar que Mixwell es intocable. Anteriormente el jugador ya tuvo que cerrar etapas en otros equipos como OpTic Gaming y Movistar Riders cuando todavía jugaba en Counter-Strike: Global Offensive (CS:GO). Aunque de OpTic en la actualidad no podemos hablar en lo que se refiere a Counter-Strike, de Riders sí después de conseguir con un quinteto completamente español la participación en el Major de Estocolmo o la clasificación a la ESL Pro League. En muchas ocasiones no dejamos de funcionar por etapas sin saber exactamente cómo o por qué cerrarlas.

Sin embargo, en casos como el de Mixwell es donde entra una situación difícil de aceptar: no todos somos iguales. Crecemos engañados con la idea de ser iguales. Si bien es cierto que la igualdad de condiciones, clases u muchos otros aspectos debe ser un objetivo (al menos para mí), en el deporte rara vez es difícil. No somos iguales y sólo hace falta ver que, tratando de la misma forma a dos jugadores, se pueden crear diversos escenario. Desde el mejor hasta el peor. Comunicación y tacto exquisito para uno pero nefasto para el otro. Por eso dentro de un grupo, por mucho que existan bases comunes, cada uno tiene su «qué» o su «cómo» que hay que gestionar adecuadamente. De todas formas, no significa en ningún momento que se deba sobreproteger a nadie.

Esto también pasa con la figura del ídolo. Cuando algo le afecta nos duele más porque, al fin y al cabo, lo sentimos como nuestro. No obstante, llegar a ese estatus posiblemente no es fruto de la casualidad. Tal y como señalaba la periodista Lara Smirnova, con Mixwell sucede que es el jugador insignia de G2 Esports en VALORANT. Y al tratarse de la principal cara visible de G2 en dicha sección, pues se esperaba un poco más por parte del club. Un comunicado más allá de un tweet y no un meme en forma de gif cuando el enfado todavía está a flor de piel. No dejar con la helada sensación de haber dado un volantazo.

De todas formas, la gestión de la sustitución de Mixwell -independientemente de lo deportivo- expone los riesgos de la política comunicativa de G2 Esports. La línea de hacer mucha gracia a ser desagradable se puede superar fácilmente, y mucho más cuando se trata de algo como el humor que depende tanto de la concepción personal. Normalmente a G2 le sale bien y le ha ayudado a generar una identidad alrededor de la figura de los bad boys, pero ahora ha salido la cruz y está pagando los efectos colaterales. Todo sea esto y no estar literalmente cerca de la cárcel por explicar un chiste (que no consignas machistas, homófobas o racistas) por muy mal gusto que pueda llegar a tener.