A las espaldas de Score

Dong-bin ha vuelto dos años después con el reto de trasladar el liderazgo que le caracterizaba dentro de la Grieta del Invocador a los banquillos

Go Dong-bin «Score» tuvo que esperar siete años para proclamarse campeón de la League of Legends Championship Korea (LCK). En todo ese tiempo pasó de ser tirador a jungla y vivió incontables cambios a su alrededor. Su posición y sus compañeros podían modificar, sin embargo, su condición de líder en KT Rolster nunca lo hizo. El «mejor equipo que nunca ganaba» tomó muchos nuevos rumbos pero, conocedor de su impacto tanto dentro como fuera de la Grieta del Invocador,  jamás excluyó a Score hasta su retirada a finales de 2019. Dos años después Dong-bin ha vuelto a la escena profesional de League of Legends en un contexto completamente distinto. Siguiendo el recorrido de otros profesionales el jungla ha dejado atrás el teclado y el ratón para pasar a los banquillos. Y lo ha hecho en Gen.G, donde volverá a cargar a sus espaldas muchas expectativas.

A pesar de empezar un nuevo capítulo de su vida en un club diferente, Score se encuentra en una situación familiar a la que vivió como jugador. Gen.G comparte con KT Rolster el fatalismo histórico de fallar siempre en el paso final necesario para proclamarse campeón o conseguir mayores logros. Sin contar las eliminaciones de torneos como Worlds o los Torneos Regionales, el jungla acumula tres subcampeonatos de la LCK: Summer Split de 2015, Summer Split de 2016 y Spring Split de 2017. Una más que el equipo del que ahora es primer entrenador (Spring Split de 2020 y Summer Split de 2021), que como KT también creó proyectos a base de talonario. Se trata de dos entidades traumadas por no asaltar el cielo como T1 o DWG KIA. El objetivo de Dong-bin es deshacer los fantasmas del pasado con un título de campeón.

Score tiene por delante la obligación de dotar de una nueva identidad a su equipo para repetir como entrenador la escena del beso al trofeo de la LCK que protagonizó en el verano de 2018. El exjugador representa la nueva etapa de un conjunto que en el último año y medio ha estado dirigido por Ju Yeong-dal «oDin«. A pesar de contar con talento en su quinteto inicial, la organización no mostró signos de cambio bajo su mandato. Cualquier seguidor de la liga surcoreana sabía que, a excepción de los últimos Worlds, Gen.G jugaría su partida alrededor de la calle inferior o buscaría alargarla hasta esperar las individualidades de Park Jae-hyuk «Ruler«. Con errores como la incapacidad de trasladar ventajas desde la calle superior o la falta de control de objetivos sucedía lo mismo.

Score debe encontrar la identidad adecuada y transmitir los por qués a un quinteto que por calidad puede tener muchas salidas.

Gen.G ha tomado un nuevo rumbo con una nueva plantilla que es incluso más ambiciosa que la anterior. Choi Hyeon-joon «Doran«, Han Wang-ho «Peanut«, Jeong Ji-hoon «Chovy«, Ruler y Son Si-woo «Lehends» son los jugadores que Dong-bin moldeará. La organización surcoreana ha pasado de tener un carry estable a un mínimo de dos. A falta de conocer cómo se comportará el equipo, en el mejor de los casos el dúo top-jungla también puede ser una amenaza como el binomio medio-tirador. El reto del exjugador es mayúsculo porque en su primera temporada como entrenador debe aprovechar hasta el último ápice de nivel individual de sus pupilos. Score debe encontrar la identidad adecuada y transmitir los por qués a un quinteto que, por calidad, puede tener muchas salidas. El puzzle es complejo y resuelto puede dar resultados excelentes, pero la codicia y el tiempo malgastado por el club juegan en contra.

A priori el gran beneficiado puede ser Peanut, que ahora tiene como maestro al que en las etapas iniciales de su carrera era el mejor jugador de su posición. A diferencia de su etapa en conjuntos como ROX Tigers, actualmente el jungla ya no necesita estrellas a su lado. Su paso por LGD Gaming y Nongshim RedForce han sido un valioso aprendizaje para completar la metamorfosis de líder. Ahora queda por ver cómo Score le da al ídolo internacional las herramientas necesarias ya no sólo para mejorar, sino para trascender deportivamente. Tal vez le proteja haciéndole jugar hacia la calle superior como ha estado acostumbrado a lo largo de su carrera. O a lo mejor le reta con un estilo de juego con el que no se haya desarrollado demasiado hasta el momento. Sea como sea, las posibilidades son múltiples.

«Quizá, en lugar de meter a todos esos entrenadores en la nevera o en una cabaña, lo mejor sería dejarlos como futbolistas en algún cajón del congelador y que no vuelvan para remover nuestro pasado» escribió Jordi Cardero, periodista en Revista Panenka, sobre los jugadores que dejan el césped para pasar a los banquillos. A Score le pesan tanto las expectativas generadas alrededor del club como las puestas por lo que fue como jungla. Mientras algunos exjugadores como Lee Jae-min «Zefa» sí han tenido destacado como entrenadores, otros no han tenido la misma suerte. Véase a Cho Se-hyeong «Mata» como ejemplo de que haber sido uno de los mejores dentro de la Grieta no es sinónimo de éxito. Su debut como técnico no deja de ser otra prueba de liderazgo hecha para los valientes que asumen hacerse cargo de armas de doble filo.