T1 y el nacimiento de los hijos de la ruina

Los «hijos de la ruina» son aquellas generaciones de personas que han buscado «libertad por los cuatro costados» porque no se sentían parte de un mundo que les marginaba especialmente por el contexto socioeconómico. Con este término como sello de identidad Natos y Waor fueron capaces de llenar el Palacio de Los Deportes de Madrid bajo el mismo unísono. En cambio, en clave deportiva esta expresión se refiere a los diamantes en bruto que un club ve nacer justo en el momento en el que el conjunto está en una crisis. Los mejores ejemplos en la actualidad son Ansu Fati y Riqui Puig en el FC Barcelona, dos casos descritos milimétricamente a la perfección por el periodista Albert Blaya. Tras seguir la tónica del dúo madrileño y los culés, el League of Legends coreano ahora cuenta con sus hijos de la ruina particulares: los debutantes de T1 en 2020.

La decadencia de T1

T1 llegó a 2020 con sed de revancha tras caer contra G2 Esports en las semifinales de los Campeonatos Mundiales de 2019. Con dos cambios en la zona superior del mapa los tricampeones mundiales volvieron a proclamarse campeones de la League of Legends Championship Korea (LCK). Sin embargo, este verano la situación ha cambiado. La organización entró durante la fase regular en una racha de altibajos que generó más certezas que dudas. Acostumbrados a la excelencia que supone ser el club más importante de la historia de League of Legends, aquella mala racha ya era un pequeño vestigio de lo que después llegaría.

Afreeca Freecs eliminó al equipo de Lee Sang-hyeok «Faker» de playoffs y poco después Gen.G le arrebató el billete a Worlds. Un frío 3-0 alejó a T1 de la Copa del Invocador por tercera vez en su historia. La tristeza final llegó por la manera en la que la entidad perdió. Los tricampeones mundiales parecían perdidos por la Grieta, lejos quedaba aquel conjunto que durante la primavera dominaba el mapa de forma agresiva. Cabe a destacar que aunque esta no es la primera vez que el club está en un mal momento. Sin embargo, hay un factor que lo ha mantenido vivo hasta el último momento: su academia. Si los ganadores del Spring Split tienen hijos de la ruina es porque han sido una de las pocas organizaciones que se han esforzado en fichar y formar talento de cara a un futuro sin el rey demonio.

Los hijos de la ruina

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Pocos jugadores son los que obtienen el premio a mejor jugador de la serie en el día de su debut | Imagen vía LCK

A lo largo de este verano T1 utilizó la juventud como parche para sus problemas, algo que a lo que el FC Barcelona de Ernesto Valverde recurrió con Ansu Fati en la temporada 2020/2021. La necesidad de aire fresco propició unos cambios sorprendentes por la magnitud del peso de los nombres involucrados. Lee Ju-hyeon «Clozer» es el primer hijo de la ruina. El club le vio nacer un 31 de julio, fecha a la que llegó con 17 años recién cumplidos. El medio tuvo la complicada tarea de sustituir a Faker, el considerado mejor jugador de la historia de League of Legends, y en vez de asustarse jugó como si se tratara de solo queue. Con Zoe y Akali como campeones insignia el debutante aportó a la organización más electricidad a través de la calle central.

Con Moon Woo-chan «Cuzz» como principal director de orquestra, Clozer debía preocuparse por hacer lo que más le gusta: dominar a su rival en línea. Sin embargo, su máxima virtud -junto a su excelencia mecánica- también es su principal defecto, ya que esas altas revoluciones propiciaban sobreextensiones y por lo tanto déficits de oro importantes tras ser cazado constantemente. Eso propició la eliminación en los playoffs ante Afreeca Freecs pero dio paso a la aparición del segundo hijo de la ruina: Lee Min-hyeong «Gumayusi«. El debutante sustituyó ni más ni menos que a Park Jin-seong «Teddy«, uno de los considerados mejores tiradores del planeta. Fue un contexto similar al de su joven compañero de 17 años al que respondió de una manera muy parecida.

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Más allá de ser un prodigio a nivel mecánico como Clozer a Gumayusi le caracteriza su ambición. Hablamos de alguien que esperaba que el público coreara su nombre el día de su debut, y su actitud no solo es palabrería. El tirador es codicioso, aunque sabe esperar correctamente sus picos de poder, siempre que puede utilizar un Destello hacia adelante lo hace. Eso le valió para ser decisivo tanto para bien como para mal en el torneo regional. La cara la ofreció en su estreno contra Afreeca Freecs, con Caitlyn redujo prácticamente solo el impacto de jugadores como Kim Gi-in «Kiin«. En cambio, por la otra parte su sed de sangre costó cara contra Gen.G. Sus excesos de confianza con Aphelios fueron castigados por Gwak Bo-seong «Bdd» y Park Jae-hyuk «Ruler«, que fueron capaces de castigar cada paso en falso.

Con el futuro en el aire –ya que se duda incluso de la continuidad de miembros como Kim– la única certeza que actualmente tiene la organización es que cuenta en su plantilla con dos de los próximos grandes talentos del League of Legends coreano. De hecho ni siquiera todos los diamantes han debutado, ya que todavía Noh Tae-yoon «Burdol» espera cumplir la edad mínima para poder hacerlo. Los tricampeones mundiales tienen en sus manos los jugadores necesarios que, nacidos de la ruina, pueden reconstruir el club tras una mal final de temporada. Si las promesas reciben la formación necesaria T1 podrá quemar carretera, pararse en el arcén, disparar a las estrellas y conseguir más títulos. En definitiva, llenar pabellones como Natos y Waor y llevar a cabo el mismo proceso que los culés le han encomendado al dúo Riqui-Ansu.

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